Proceso de urbanizacion de america latina
América Latina comparte con el resto de países en desarrollo un patrón de urbanización acelerada y no planificada en lo que va de este siglo. Sin embargo, el proceso de urbanización ocurrió en esta región más tempranamente que en otras. En la actualidad, el 72% de la población de América Central, del Sur y el Caribe es urbana, excediendo en alto grado el nivel de urbanización del África, que es el 34%, y el 33% de Asia del Sur (excluyendo al Japón) (Lowe, 1991). Más aún, ya en 1990 tres de las diez principales megaciudades del mundo estaban localizadas en América Latina, con poblaciones de 11.5 millones de habitantes en Buenos Aires, 17.4 millones en Sao Paulo y más de 20 millones en Ciudad de México (Banco Mundial, 1995). Como en otras regiones del mundo, la gran migración de las áreas rurales ha sido el principal responsable del enorme crecimiento poblacional de las ciudades modernas de América Latina (Cubitt, 1988). En años recientes, el incremento natural de la población dentro de las ciudades también ha emergido como un importante factor de crecimiento urbano en la región (Kahnert, 1987; Linn, 1983).
Impactos sociales de la urbanización en América Latina
Impactos ambientales de la urbanización en América Latina
En términos del impacto ambiental, las ciudades latinoamericanas presentan también un cuadro variado. Puede argumentarse que, al igual que en cualquier área urbana, la concentración relativamente alta de un gran número de pobladores reduce la extensión de la tierra dedicada a asentamientos y concentra la generación de basura y el consumo de recursos, facilitando así la mitigación del impacto. Por otro lado, el impacto ambiental causado por la urbanización puede ser mucho mayor que el causado por la mayoría de usos del suelo en el sector rural. Las ciudades latinoamericanas se parecen a otras en que sus ciclos naturales están severamente alterados, su diversidad biológica está disminuida y requieren grandes aportes externos a fin de sostenerse (Platt et al., 1993). La pobreza contribuye a la degradación de los ecosistemas metropolitanos, en tanto que el insuficiente énfasis puesto en la planificación y el manejo ambiental provoca la prevalencia de problemas de contaminación de aire y agua, eliminación de vegetación y suelos inestables (Letimann, 1993). Finalmente, muchos impactos de las áreas urbanas se extienden hacia afuera de los límites citadinos, a las áreas periféricas cercanas y distantes que sirven al núcleo urbano, aunque estos impactos son en su mayoría invisibles para muchos planificadores urbanos. Es claro que muchas de las condiciones sociales citadas son tanto causas como efectos del estado de los recursos naturales, la calidad ambiental u otros aspectos de la «naturaleza» presentes en la región metropolitana.
En los últimos años, la calidad del ambiente urbano ha recibido creciente atención en América Latina así como en otras regiones, conforme aumenta el reconocimiento de las implicaciones de la urbanización para el futuro de las poblaciones humanas y para el medio ambiente en general. Las preocupaciones dominantes acerca de la contaminación industrial, la contaminación del aire y el agua, el abastecimiento de agua, el manejo de desechos, la salud y el saneamiento en la ciudad (asuntos «cafés» o «grises») han sido complementados por otras más recientes - aunque todavía secundarias - sobre el ecosistema: vegetación urbana, suelos, vida silvestre, microorganismos y espacios abiertos (asuntos «verdes») en las agendas públicas de las municipalidades, y en las acciones de actores privados de la comunidad. En este último conjunto de asuntos «verdes», la silvicultura urbana y periurbana ha sido un punto focal emergente en las iniciativas, tanto de las comunidades como de funcionarios públicos.
Para ampliar ir a: http://www.ub.edu/geocrit/b3w-298.htm
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